sábado, 20 de julio de 2013

Es de noche en mis manos y en mi sueño... Otoniel Guevara


Otoniel Guevara. El Salvador, 1967. Poeta, periodista y gestor cultural. Su obra poética ha sido publicada en más de 20 títulos individuales, obtenido alrededor de 20 premios, traducida a ocho idiomas y difundida en diversas publicaciones de América y Europa. Es coordinador del Encuentro Internacional de Poetas “El turno del ofendido”, en El Salvador.


Ventanas y ventanitas

Por la cerrada ventana se deslizan los pájaros.
Cada uno trae su porción de luz acongojada, su piltrafa de cielo, su irremediable belleza de tejado.
De pronto me rodean de luces naranjas, verdes y violentas;
y luces casi gris de amar en vano; y luces sin retorno, enamorada;
y luces muy exhausta: luces cansada
de que tus ojos brillen para nadie y luces cansadas de brillar para ni una mirada.
Y no escucho más que la voz de un niño que me pide jugar.
Quiere jugar de tener muchos hermanos. No quiere
ni papás ni mamás, “es como abrir una ventana y sentirse
vigilado”, me dice.

Abro la ventana y una algarabía de niños sale de mi corazón

como cuando sale el sol después de una noche triste tristetriste.


Te conozco

Desde lejos, desde siempre
Silvio Rodríguez

Es de noche en mis manos y en mi sueño,
es delirio inmortal tanta ternura.

Voy cansado de andar sin esperanza,
pero sólo me agota estarme quieto.

Una mujer se cruza en mi camino
anunciando que viene del pasado.

Yo la observo y no entiendo la tardanza
y la amo lo mismo que hace un siglo.

Y se quedan si valor el tiempo, el oro,
el niño desmembrado que sufrimos.

Aquí estoy: es de noche, vivo y sueño,
me amenaza el amor: acepto el vino.


Fortuna

Qué suerte que tu falda sólo tapa tu sexo
y no tu boca
pues así puedo adivinar las historias
que un beso desdibuja

Qué suerte
porque tapa tus nalgas
pero deja al descubierto tu mirada

Qué suerte
porque sus cerraduras no detienen al viento:
lo que tu falda prohíbe lo inventa mi deseo

Qué suerte que tu falda
sólo tapa tu cuerpo sólo ciñe tu talle
sólo insiste en misterios

Qué suerte que tu falda
no te tape de mí


Carlos Clará, Estación del delirio



Carlos Clará
Nació en San Salvador en 1974. Perteneció al Taller Literario El Cuervo. Publicó en Coautoría con Danilo Villalta el libro Montaje Invernal.

Uno
Quebremos los vitrales
y recojamos los trozos del suelo
como partes del alma
que el solo nos robó
Para los templos

Estación del Delirio
I
Los párpados ceden
las voces callan nuevamente
vos
caminás sobre lágrimas
sobre hojarasca de latidos
y el sueño como la forma más letal de vivir
te lame las heridas con malicia de niño.

Y te besás los labios.

Con el alma abierta
admirás tus ojos cerrados
como un caudaloso umbral de vientos y zarzas.


Sara
Sara oscura meridional
escasa inmóvil piel
la muerte entre las manos
del último deseo
la luz en la madrugada
en un cuarto lejano

Sara el miedo
la rabia de la raíz que revienta las aceras
el temblor de las hojas en el viento
el ojo de un espíritu ligeramente amarillo

Sara el frío
el pecado abierto en la oscuridad
la voz a medianoche desde un teléfono público
y las letras desteñidas en el disco de acetato

Sara esparcida en el polvo
Sara la foto escondida
Sara mala intención de omitir direcciones faroles rotos
Sara diluvio Sara sed
Sara amargo sorbo en el bar solitario

Sara los sitios del alma
Sara ojos que el tiempo duerme
Sara madre hijo uno

oscura meridional
la soledad el último deseo
de llamar
y llamar
y llamar
y llamar a la muerte
con nombres equivocados

Sara


viernes, 19 de julio de 2013

Roxana Méndez; El inicio fue todo lo que no imaginamos



Roxana Méndez
Nació en San Salvador en 1978. Es licenciada en idiomas. En 2003 recibió el título de Gran Maestre por CONCULTURA. Fue incluida en la Antología Poesía Centroamericana Contemporánea, publicada por la Universidad Autónoma de México. Ha Publicado dos libros de poesía Memoria y Mnemosine.

1
El inicio fue todo lo que no imaginamos:
un soplo sin aromas se convirtió en aliento,
luego un ojo infinito se hizo totalidad.
Un corazón sin margen emitió un gran latido:
Dios despertó y se supo primigenio y real.
Eso es y será siempre: un principio divino
y un latido terrible que no puede cesar
y transita por orbes explayando universos,
volviéndose un aliento que no tiene final.
Eso es lo que llevamos en nuestros corazones,
un soplo que prolonga su voz de inmensidad.

Memoria
Todo es presente ahora: mis ojos desatados
pueden ver la penumbra del cielo en este instante,
y en ese cielo inmenso, frío, extraño, distante,
vuelan aves de siempre sobre sueños pasados.
Otras calles retornan y es presente en mis labios
que besan las siluetas de los que ya han partido:
los niños de otras tardes y el viento conmovido
que trae de la iglesia su aroma de incensarios,
y las beatas señoras musitando oraciones
y el abuelo en el patio cantándonos canciones
y las lentas campanas de las cinco doblando.
las calles imprecisas retornan al silencio
y ese cielo de ahora que sufro y que presencio
comprendo que es de un día que existió no sé cuándo.


& & &

Parecerá mi voz
como la niebla
que se disipa

y mis palabras,
como la lluvia,
te mojarán
el sueño y la mirada,

y esperaré
que me hables
como lo hacías
antes,
en las tardes de otoño.

Jorge Galán; El día interminable



Jorge Galán

Nació en San Salvador en 1973. Se graduó como Licenciado en Letras en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. Por sus premios en los Juegos Florales CONCULTURA de otorgó el Título de Gran Maestre de Poesía y ha obtenido los Juegos Florales de Quetzaltenango (Guatemala, 2004) y el Premio Adonais (España, 2006). Ha publicado El Día Interminable, La Habitación, El Sueño de Mariana (novela), entre otros.

El Día Interminable
Ayer era domingo y hoy también es domingo,
el nombre interminable de un día interminable.
La misma taza blanca y el mismo café negro
todos beben y sienten un sabor de penumbra.
Una anciana que espera los hijos que no vuelven
-ningún hijo esperado vuelve lo suficiente-.
Ciertos hombres que sueñan, no van a ningún sitio,
una fruta que cae donde nadie ha previsto,
la lentísima luna como un seno lentísimo,
emergiendo del pecho más total del poniente.

Todo sucede ahora. Todo ya ha sucedido.


Trenes
Sólo algunos ancianos quedan en la mañana.

Ellos conversan sobre trenes, recuerdan ciertos viajes
hasta ciertos lugares que hace mucho no existen.
Visitan los cafés, las esquinas, las albas, los jardines,
Se detienen para escuchar el murmullo de las lechuzas,
para recoger una almendra del suelo humedecido,
para mostrar una fotografía que siempre ha sido antigua,
para mirar unas montañas que ya no recordaban.
Para ellos el viento siempre será un cabello largo
y el aroma de los jardines ya no será algo más que una
muchacha.
El calor para otros es una camiseta que baja lentamente,
pero ellos están fríos a la orilla de un río todavía diáfano.
No morirán esta mañana, eso lo saben, por eso están felices,
por eso están hablando que se han vuelto siluetas,
que se han tornado oscuros como sus propias voces,
que su piel macilenta se ha vuelto viento.
Sólo algunos ancianos permanecen, conversan…

Los trenes que recuerdan son cada vez más lentos.



Solo
Quisiste abandonarte, muchacho inusitado,
y te dejaste solo.

Bien sabías lo que iba a sucederte:
nadie iba a lamentarse porque ya no distingas
las siluetas del tiempo,
porque ya no camines en la hierba,
porque ya no te sientes a esperar el invierno debajo
de los árboles.

Nadie iba a sospechar que ya no existes,
salvo tus propios ojos.

Y como ayer, hoy nada es diferente,
las ventanas del día ya olvidaron tu rostro. 

Alfonso Fajardo; La danza de los días


Alfonso Fajardo (20 de Marzo de 1975), miembro fundador del Taller Literario TALEGA en 1993, una de las agrupaciones literarias más importantes de la década de los noventa y principios del nuevo siglo. Tiene más de una docena de premios nacionales; además, tiene el título de “Gran Maestre”, rama Poesía, 2000, otorgado por la extinta CONCULTURA, hoy Secretaría de Cultura, por haber obtenido tres primeros lugares nacionales en poesía. Además, tiene los premios internacionales: LXV Premio Hispanoamericano de Poesía, Juegos Florales de la ciudad de Quetzaltenango, Guatemala, 2002; y Mención de Honor en el Premio Centroamericano de Literatura “Rogelio Sinán”, rama poesía, 2005. Tiene los libros publicados “Novísima Antología” (1999); “La Danza de los Días” (2001); “Los Fusibles Fosforescentes” Ministerio de Cultura de Guatemala (2002) y Editorial Lis (2003). Fue antólogo y seleccionador de la antología “Lunáticos”, que recoge a la generación de poetas jóvenes de de los años noventa (Índole Editores, 2012).Por otra parte, aparece en varias antologías, tanto nacionales como internacionales, entre ellas: “Alba de Otro Milenio”, Antología de Poetas Jóvenes de El Salvador. Compilador: Ricardo Lindo, CONCULTURA, 2000; antología de los ganadores de los Juegos Florales de Quetzaltenango, Editorial Cultura, Guatemala, 2002; “Memoria del Festival Internacional de Poesía de Medellín”, 2003; TRILCES TRÓPICOS”, Poesía Emergente en  Nicaragua y El Salvador, Editorial La Garúa, Barcelona, España, 2006; “CRUCE DE POESÌA, Nicaragua-El Salvador”, Editorial 400 Elefantes, Nicaragua, 2006. Ha participado en varios festivales internacionales de poesía, entre ellos el Festival Internacional de Poesía de Medellín (2003) y el Festival Internacional de Poesía de Granada, Nicaragua (2005). Además, es Licenciado en Ciencias Jurídicas, con Maestría en Derecho de Empresa.

Poemas de Alfonso Fajardo
De: La Danza de los Días


i
me explico
Verdad que os da lástima mirarme?
Nicanor Parra
I
Me explico.
Todo empezó hace una larga vida, año 13 conejo.
Debieron sedarme al momento del parto, porque,
de lo contrario, lo habría impedido con todas mis fuerzas.
Pero no entraré en lo plañidero: para eso está
la hermosa poesía de César Vallejo y el tono llorón
de ciertos saltimbanquis.
Me bastará detallar, en cambio, estos pobres huesos
que comerán osteoporosis, esta panza regada con magia,
estas piernas que han sentado a la belleza, estos pies que han trotado
sobre cuerdas flojas, estas manos más dichosas
que las del primer hombre en la luna, estos mis ojos
que ventilan la casa de los sueños y el historial todo
de mis genes, rabiosos juguetes, cicatrices y cenizas.
De padre mago, supongo, pues desaparecía botellas; salía blanco
de la casa y regresaba rojo –dicen que guardaba pancartas
bajo la cama-; economista hasta el tuétano: hombre
de muy pocas palabras y aliento. De madre secretaria bilingüe: habla pájaros
y agua; de sus manos nace el maíz que soy, amiga de los niños,
progenitora de tiernos dolores; del cordón umbilical de sus ojos
en vilo me encuentro.
A los dos años aprendí a caminar y a los cuatro a leer,
lo cual no sería relevante si no fuera
por el semiótico significado de su karma: a todos sorprendió
mis pasos de retroceso y mi disléxica manera de deletrear el mundo;
siempre pastando en desiertos, siempre de lo último al principio,
siempre serpiente mordiendo su cola, siempre contracorriente,
siempre imposible, nunca.
A veces recuerdo los caminos y los zacatales me hieren.
Aquí, en este parqueo, descansé; allá, en la oficina
del gerente general de la más famosas de las pizzas, defequé;
lo cual es usual en un bosque como el que aquí vivió, años ya,
cuando mi pecho se deslizaba tenue entre hierba y lluvia.
Desde entonces ya parecía un lienzo de Picasso
venido a menos, una radiografía andante
con la naturaleza agravada y asumida
de tener una cara de Juan Pérez que con orgullo aún mantengo.
Era la época de las provocaciones y yo, materia urbana,
navegaba en torrentes de aceras, con pelotas de plástico
pateaba y driblaba al tiempo, miraba obtusas caricaturas,
descifrando la escritura de la lluvia bebía barriles
de leche en vasos azules, comía nada y soñaba bastante,
tocaba una música de trompos, chivolas y piscuchas;
me sentaba en cuadernos y cementerios,
sangraba feliz y empezaba a nacer,
como un asesino en serie,
las múltiples personalidades, los rostros
de eterno niño loco con alma de payaso y neblina.
Era la época de las provocaciones, decía;
en las calles hervían puños, a la diestra llovían cuerpos
que años después leí con morbosa avidez, solícitos brindaban
sus pechos los historiadores del suplicio, y bajo el día gris temblaba,
como el amanecer de los desesperados, el árbol del miedo y el sobresalto.
Pronto cambié de líquidos, de juegos,
de escenarios, de tierras y obsesiones. Algo crecía, algo
que inerme me tomaba por asalto y llevábame
por impúdicas calles y furtivas casas. Era, pues,
otro el delirio que como bello cáncer mordía mis nervios.
Estaba satisfecho y, sin embargo, tenía sed;
calmaba mi sed y, sin embargo, estaba insatisfecho;
de fuentes de luces bebía resplandores, umbrales.
La noche desvelaba y yo velaba la muerte de mi sangre
en el cuerpo de la noche. Así las cosas.
Me llamaba Fausto en las tabernas y Pepito en las aulas,
en la iglesia salesiana cantaba cumbias de moda
y en los partidos de fútbol leía a Góngora .
Sacaba a pasear mi gris uniforme
por billares, tiendas matutinas, playas verdes
y salones donde el tiempo era humo y fuego la vida.
A menudo, alumno ligeramente aplicado, pasaba
bajo el limbo del tiempo y visitaba con cierta frecuencia
la oficina del padre: mi alma de payaso me traicionaba,
como al poeta eléctrico, en los momentos más decisivos y solemnes.
Allí tratábanme desde loco hasta hereje,
desubicado, sensible, pervertido, mal ejemplo me decía
el señor de cuello sofocante cuando inquisitivo
apuntaba su dedo índice contra mi cara y mandábame al diablo.
Así, pues, el alado polvo de aquellos soles que,
uno a uno, fueron arrojando sombra sobre la danza de los días.
Algo inexplicable corría por mis venas como potros salvajes,
y algo inexorable debatíase en la calle de los adioses:
la muerte bailaba un danzón y reía sarcástica
alrededor de mis sueños, y yo la espantaba
y me defendía con banderas, pancartas, palabras y verdades.
Luego el péndulo bruñido del tiempo
decapitó mis celestes sueños y, como el pastor a su tierra,
rendí tributo al pétalo que a su tiempo me cobija y soporta.
Viejo de vida y sin olvidarme de soñar, siembro
plantas medicinales en agendas disponibles, traigo
a casa el imposible de cada día y, siempre loco,
me vuelvo niño con el sólo soplo de otros hechizos,
si no pregúntenle a mi nuevo juguete, esa niña
de seis años que a diario se cuelga de mi pecho.
Me acompaña, ahora que el vaso de magia está a medias,
una música de alas y puentes, un cigarro
que tranquilo expira en la oscuridad, una flor
que me conoció mejor que nadie, una ciudad
en la que me reconozco, una hija
que hace las veces de psiquiatra y,
como un animal que nació para morir,
un espejo de río y asfalto donde me reflejo y,
dándome golpes de pecho
y con una sonrisa cargada de pasado,
ahora explico sus cansadas venas.
II
Transcurre la saliva ajena del tiempo, sólo transcurre,
sin adjetivos ni signos de admiración. Soy testigo
de su espuma estancada en un café negro,
a las seis de la tarde en punto, hora salvadoreña; soy testigo,
repito, del tedio hermoso de no tener empleo
cuando el estómago marca su alarma, madre se vuelve
lenta y las ropas, como hojas de un árbol seco,
palidecen frente al espejo de la calle donde no me reconozco.
No diré nada importante, en un país
donde nada es importante y único, ni siquiera el delicioso
cuento del abuelo y la nieta que no pudo ser. Aquí sobra
la melancolía, los corazones desteñidos, el desencanto del jilguero,
el silencio insoportable y esta desmesurada forma de decir estoy vivo.
Diré la mesa no alumbra y el sol no está puesto,
el cadáver sardónico camina infiernos
y se siente como en casa. Me siento como en casa,
pero los rostros de mi casa son ajenos, conflictivos y siniestros.
Soy testigo de este ardor imperdonable que cubre el tiempo y,
sin embargo, esta ciudad fantasma es un poema donde nada pasa,
donde nada transcurre, cuando son las siete y negro y el café noche.
III
Y siguiendo con el patrimonio del tiempo, tomo el cuchillo
y apuñalo el papel mientras en los parlantes suena,
como el grito trémulo de los ahogados,
una música flamenca, un blues oscuro
que nace del semen del sueño de Blake.
Nada que decir; nada, tampoco, que callar.
Sólo el óleo distorsionado de esta hora,
de este testigo; el retrato en blanco y negro
que chorrea sangre por los resquicios de sus ventanas.
Nueve con nueve en la noche y quiero explicarme.
¿De dónde esta mezcla de cuervo y pájaro carpintero?
El día es un plato de uvas podridas
y en él mi hambre pasa su lengua y se entretiene.
Mis años recientes son cántaros de agua de vida de luna.
Estudio y cada vez sé menos, imposible determinar
el genoma del hombre desde esta tierra que transpira inocencia, locura y alcohol.
Vivo y no vivo en una ciudad
que me sofoca y me refresca:
bajo el puente de sus día caminan mis ignominias.
Nueve y treinta y dos y Zack de la Rocha
pega su bala en mi cabeza.
La lluvia está equivocada:
sólo aquí hay ojos que soportan sorilegios.
Duermo en una cama de espinas, en ella han llorado Magdalenas, Penélopes y Safos de Lesbos
Sueño pero no sueño, no juego baloncesto
pero igual salto. A veces mi filosofía se resume
en un partido de fútbol.
Mis contradicciones son perfectas.
Yo soy perfecto
y mentiroso.
Nueve y cincuenta y cuatro y la noche trae,
como sombras de esperados velámenes,

miles de Norman Bates que sedientos miran mi cuaderno.

sábado, 6 de julio de 2013

Iván Uriarte; No hay ciudades en esta ruta


Iván Uriarte

Jinotega, Nicaragua. 1942. Poeta, narrador y crítico literario. Es Doctor en Derecho de la Universidad Centroamericana y en Literatura por la Universidad de Pittsburgh.
De 1970 a 1976 residió en Europa, principalmente en Francia, donde aprendió su lengua y consumió mucha literatura francesa y recibió cursos  de narratología con Gerald Genette y de Historia de América con Ruggiero Romano.
Lector latinoamericano en la Universidad de Niza, durante cuatro años.
En 1977, se inscribió en la Universidad de Pittsburgh, Pennsylvania, donde obtuvo maestría y  su respectivo doctorado en Literatura Hispanoamericana siglo XX (1980), con la tesis La poesía de Ernesto Cardenal en el proceso social centroamericano, publicada por el Centro Nicaragüense de  Escritores, Managua, Anamá ediciones, 2000. 
En 1999, obtuvo el Premio Nacional de Poesía “Rubén Darío”, convocado por el Instituto Nicaragüense de Cultura, con Los bordes profundos.
En 2001, residió como becario en Madrid haciendo estudios sobre Don Quijote, y en 2004 fue invitado a la Feria del Libro Español, en Barcelona, dedicada a Centroamérica.
En noviembre del 2007 participó como ponente en el XVIII Coloquio Cervantino Internacional celebrado en la ciudad de Guanajuato, México.
En l999 inició en la Universidad de Ingeniería un Taller de Escritura Creativa, que se ha mantenido vigente.
Es autor de una radio-novela sobre la vida y obra de Rubén Darío, El vuelo del cisne, la cual fue ampliamente difundida por radio Sandino, de agosto a octubre del 2008.


La puerta anterior
Instalada antes del tiempo se recuadraba su imagen a la salida del paraíso, aguardando a la pareja solitaria que la transgredió con su sombra rumbo al desconocido mundo. Inalterable se ha mantenido, crecida desmesuradamente ante nuestros ojos.
Buscando la puerta de entrada al recinto ancestral se nos pasa la vida sin nunca llegar a es altura, resplandecida, llameante desde antaño. Frente al agonizante mundo donde las especies han perdido su ciclo y los árboles cuelgan de sus raíces como hendiduras en el cielo, yacemos esperando. Damos vueltas, en revoloteo de aves frente al ausente nido. Memorial tiempo incinera nuestros pasos alrededor sin encontrar ni señales, ni signos. La primera puerta, nos decimos, ha de ser la última, que es, que será esa que precisamente tendremos que franquear en el aciago, inesperado día de nuestra condena.

No hay ciudades en esta ruta
No hay ciudades en esta ruta
ni calles ni direcciones
ni domicilio alguno
todo lo llevas pintado en el rostro
todo lo arrastras en tu cuerpo.
El túnel no termina
y debes continuar
hasta desfallecer
y dejar a tus tranquilos sucesores
la remota posibilidad de recogerte
para que así continúen con la inútil
pesada carga
que ya precisamente eres.

Anomia
El olvido es apenas noche estacionada
del viaje nunca realizado
que se detiene precisamente donde no estamos.
La espera, lugar ignorado
es nuestro único posible ámbito
realización aguardada
sala final atestada de prostitutas ciegas
que tanteando los bordillos de nuestros pantalones
se postran
nos tocan
sabiendo labialmente
la longitud de nuestros penes
que arrebatados se erectan en batalla campal

de reatas (rescatándonos del olvido).

Poemas de Álvaro Vergara

Álvaro Vergara

ÁLVARO VERGARA (Bogotá, 1982) Poeta, crítico y narrador Nicaragüense. En 2007 Vergara publica su ópera prima, Conflagración Caribe (Managua, INC-enitel). Esta obra poética es una deconstrucción lírica de temas como el amor, la lujuria, la política y el ente existencial con una perspectiva nueva y fresca para la literatura nicaragüense.  Incluye poesía en lengua kriolnicaribeña así como el poema épico: A Los Rama. En 2010 la poesía de Vergara es incluida en 4M3R1C4 Novísima Poesía Latinoamericana (Santiago de Chile, Ed. Ventana Abierta) con poetas vanguardistas de cada país del continente. En 2007, Vergara también publica el cuento breve Poet-TreeWillow en una revista de Managua. Poet-TreeWillow es la primera prosa en mesolectokriol escrita en toda la historia de Nicaragua. La obra poética de Vergara también ha sido incluida en la memoria poética Poetas Pequeños Dioses (Managua, Leteo Ediciones) y Novísimos Poetas Nicaragüenses del Tercer Milenio (Managua, Ediciones 400 Elefantes). Actualmente, Vergara edita la revista literaria www.soul-lotus.com y escribe una novela en inglés y una tesis sobre Carlos Martínez Rivas en español.

SUCIALISMO DEL SIGLO XXI

Un hartazgo soez de escoria
en amanezca consuetudinaria
con aguardiente en polietileno
brinda al billboard demagogo.

El cancerbero aflige,
viola, destruye, censura…
…corroe.

Las playos musitan su número
ysilban como serpientes.

*Suicidaron a Alexis*
La policía se mete extorsión
cual si fuera una rayota de coca
en la boga del soborno.

La js-19 sincretiza la ms-18
y patrulla en penumbras.
El paramilitarismo pandillero
amanece en pintas patéticas.

Se prostituye todo y fanatiza
hasta la brillante academia.
El imperio del fraude
no olvida violar un solo dato.

La ideología suena de fondo
musicaliza el egoísmo y pillaje
la venganza es perpetua
sin sujeto sino contra todos.

La burda brutalidad decora
en profanación vandálica
cual si fuese firma de artista.

La muchedumbre estafada
es entretenida con circo sádico
para que olvide su hambre
mientras despojan vía wire transfer
"la solidaridad".

País mierda que se deja
de lo más vil e ignorante,
mal acostumbrado, irracional
y dividido.

Ojalá y un lupus nos salve.

WARBANKA

Rapsodia Primera:

Insubordinado desencanto
giros sensuales, preterición
la lucidez te escupió
como perlas con pies.

Haciéndote cálculos
metafísicos, retóricos,
esotéricos [...]
pero nunca silentes.

Tu boca
embadurnada,
pastas rojas,
migajas
mientras insultas.

Rapsodia Segunda:

Arrástrome en purpúreo vacío
sobre uñas incrustadas, ¿mías?
Olores de carne, una vez mimada
con letargos infantes, piadosos.

Matemática reprimida,
evasión, por favor...
Trasnominación
me puede tranzar

Rapsodia Tercera:

Habías sido celebración
eras diminutiva:
senos, vulva,
labios sátiros
(paréntesis),
piel vasta...

“...en cuatro años”
Sí, soy necio, capcioso.
y tú odias esto.

Piel de puño
corroyéndose
en diques de grima.

Te ceñí
en un bisel
como nadie podrá,
como desmereces.

Rapsodia Cuarta:

Tus callejas
en la historia
prepotente espectro,
¡mediocre totalidad!
Yo te reto.

Seré disyuntivo,
caprichoso humano.

Labraré herramientas
a través de milenios,
minaré civilizaciones
y quedarás desguarnecido
tu síncopa seguirá
sin victimas.

La verdad,
la sacrificaré.
Inadvertido
hasta la descarga;
y tú:
ejecutado.

Las Armas:

Pero mi meretriz
no osa negarse
siempre hay palabras
asílame en su regazo.

Desde bajorrelieves
llamó la caza,
teje longevidad,
dicen que es individua
no sé.

Sangra riendo
con el cursor
en trasnochadas dipsomanías
gritando
su himno pornográfico.

sigue, sigue
me clama
no especulo adónde vamos
pero moriré.

Frente Intrínseco:

3:40 AM
soliloquio perverso
entrañas desgarradas
del sueño.

Lo siento
noestando.

Yo maldigo,
lamento,
losujetivo.

Recuerdo:
Lomas bajas
y mi trineo
sobre la nieve.
Suelos negros
con cristales,
donde crujían
las agujas de pino;

Leyendo en el balcón,
la perra dormida,
helada queda
en la hamaca.

Ya vino
                        y trajo pan de coco.

I

Helada ciénaga so brisas,
articulaciones corren...
pita agudecilla polución de pétalos
en albas de estratósfera.

Tacto.
Frutos anises granizados
intoxican la lengua, cual verso.
Y preciosos senos
se deforman entre dedos.

Eterno e infinito vacío,
respira ahora tu cuerpo
abajo, dormido, reducido,
solitario.
Me llamo deseo.

II

Encimas cenizas
marfileñas pulverizas
en pitas suaves calas

La salitre baldía
y gélidos céfiros
so sedas exánimes

Yermas uñas frías
en dígitos convexos
un caracol a palma
–la tenue arista.

Una mujer sale,
surca el viento
sobre pies de niña

ylevita rosa línea.

HOLLOGRAPHIC UNIVERSE

Bicha ship of stars
shine up neon lecture
infrared like memory
bot even more bright.

“Automatic gratification
is enough reason
tank you”

reclaim the speaker voice dem
whilehalluciniation marvel we
illuminating false extasis sex.

New Applications for realization
(no commitment, plug and play)
bring knowledge in color ethereal
and wait on illusion and patience
I convey insane seriousness.

Innovation on reason
make practice for easy Genesis.