jueves, 6 de diciembre de 2012

                             Concierto de Luis Enrique Mejía Godoy en la Alianza Francesa de Managua.

Festival Internacional de Poesía de Managua


     Murvin Andino junto al poeta costarricense Osvaldo Sauma en la tumba de Rubén Darío en la ciudad de León

                                     Osvaldo Sauma, Luis Enrique Mejía Godoy y Murvin Andino.
                                     Grupo de poetas durante la visita a la UNAN en la ciudad de León. 

La semana anterior tuve el honor de asistir en representación de Honduras al 1er. Festival Internacional de Poesía de la ciudad de Managua, Nicaragua, dedicado al poeta rivense Álvaro Urtecho y en honor a los acuerdos de paz en Centroamérica de Esquipulas. Gracias a los organizadores los poetas Ariel Montoya -presidente de la Fundación Esquipulas- y Lolo Morales, presidente del comité organizador del FIP-Managua.
El festival reunió a poetas de varias latitudes entre ellos Renata Bomfim de Brasil, Osvaldo Sauma,  William Pérez Porras y Juan Carlos Vargas de Costa Rica, Hugo Finkelstein de Argentina y su conferencia sobre "El amor y el dolor (aspectos emocionales y fisiológicos)", Jaime Altamirano de Ecuador, William  Manzanilla de Venezuela y entre otros algunas voces jóvenes de la literatura nicaragüense como Álvaro Vergara, Eunice Shade, Sandra Rivera y algunos no tan jóvenes como Iván Iriarte.
El festival se desarrolló paralelo con una muestra de pintura y escultura centroamericana, simposios sobre la literatura nicaragüense e incluyó además visitas a la casa-museo y a la tumba del poeta Rubén Darío en la ciudad de León, así como visita en la ciudad de Rivas a la casa y la tumba del poeta Álvaro Urtecho en la ciudad de Rivas y finalmente a la ciudad de Masaya.
Entre las actividades desarrolladas hubo lecturas de poesía en la Alianza Francesa de Managua, visita a los medios de comunicación, un simposio sobre vida y obra de Álvaro Urtecho a cargo de Iván Uriarte, Dagoberto Avendaño y Erick Aguirre, además de una lectura de poesía palestina a cargo de Soad Marcos y otros poetas palestino-nicaragüenses.
Sin duda los momentos cumbres en la visita a Nicaragua fueron el concierto de Luis Enrique Mejía Godoy en el acto inaugural del festival, la visita a la tumba del poeta Rubén Darío en la ciudad de León, la visita a la tumba del poeta Álvaro Urtecho en la ciudad de Rivas, el recorrido por los sitios históricos de Managua, el malecón a orillas del lago Xolotlán, el formidable panorama de los volcanes, la tumba de Tomás Borge y Carlos Fonseca, fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

lunes, 29 de octubre de 2012

Salón Nacional de Arte

La premiación del XXII Salón Nacional de Arte del Centro Cultural Sampedrano me dejó, entre otras cosas, las siguientes observaciones. En primer lugar noté la poca competitividad que existe por parte de los autores sampedranos en comparación con artistas de otras ciudades. Otro aspecto sería la decadencia del arte en esta ciudad reflejada en la calidad de las obras.

Me llama la atención sobre todo la poca e ingenua creación que hay en una ciudad tan rica en temas y motivos como lo es San Pedro Sula, lo cual refleja la poca creatividad de los autores, la falta de académicos en esta rama del arte y cierto complejo que amenaza con dejar una mediocre producción para San Pedro Sula.

Hago especial mención de la voluntad y cortesía de los organizadores que año con año realizan este evento, pero en especial este año que bajo nueva administración convocó a 167 obras de 106 participantes, lo que demuestra la riqueza artística del país.

La exposición pictórica nos permitió a los presentes disfrutar de una rica variedad temática, estética y técnica por parte de la mayoría de los participantes. Aunque algunos trabajos no estuvieron a la altura del evento y quizá no merecían ni siquiera ocupar el espacio que se le asignó -incluido el individuo que exigía mayor respeto para su cuadro de un niño lenca-. Me llamó la atención la obra ganadora (Profecía 2012) sobre las demás participantes, justo premio diría, sin embargo, su autor me dejó dudas cuando un grupo de amigos le consultó ciertos detalles técnicos y no supo responder. Lo entendí de alguna manera, pero me pareció imperdonable e incluso fatal, para un pintor egresado de una escuela de artes.

miércoles, 10 de octubre de 2012

La inútil manía de trabajar para un inoperante


Si me preguntaran qué es lo peor que le puede suceder a uno como empleado, es tener a un jefe(a) gritón, abusivo, mentiroso, impertinente y autoritario, un(a) hijueputa que se crea tener siempre toda la razón -y la verdad absoluta- y aunque su neurona y media que tenga medio chamuscada le indique algo, su idiotez le haga pensar y decir lo contrario.
Mi experiencia laboral ha sido la de un individuo normal que se levanta cada mañana con la intención de pasar un día tranquilo en el cumplimiento de su labor y con la mayor eficiencia posible, desafortunadamente al muy hdp -léase hijo de puta- de tu patrón le vale un cojón eso y muchas otras cosas y siempre exije más, como si él fuera de nuestro agrado.
De mí pueden renegar lo que quieran, pero nadie puede decir que soy ineficiente, y cuando alguien que lo único que sabe hacer es gritar me acusa de serlo, solo me dan ganas de reír, deseos de largarme de ese lugar y, por supuesto, de romperle -Chespirito dixit- todo lo que se llama cara.
Las mayores satisfacciones que he tenido en la vida me las ha dado la literatura, por eso en ningún momento podría renunciar, ni quejarme, ni asesinarla, ni defecarla, ni escupirla y aunque alguien que se crea más que yo, solo por el hecho de tener cierta autoridad o por tener algo dinero –y no poseer un ápice de moral- me acuse, discrimine, culpe o reniegue de descuidar mi trabajo por pensar, vivir, soñar, escribir, transpirar, etc., literatura, no hago nada más que pensar en cuantas veces he bebido, viajado, fornicado, comido, mentido, etc., etc., gracias a la literatura. Entonces pienso que esa persona que ni siquiera entiende un puto poema -ni lo entenderá nunca- no tiene ningún argumento válido para decir que eres un inútil bueno para nada y que solo se merece ser ignorado y quizá una diatriba como esta dedicada a los hdp que son algunos jefes.

jueves, 12 de julio de 2012

Poemas de Kenneth Koch (Cincinnati, Ohio 1925-2002)

Para ti



Te quiero como un sheriff busca la nuez

que resolverá un caso de asesinato que lleva años sin resolverse

porque el asesino la dejó en la nieve junto a una ventana

por la cual vio su cabeza, conectada por

un cuello a sus hombros, cubriendo su corazón

con un tejado rojo. Por esto vivimos mil años;

por esto amamos, y vivimos porque amamos, no estamos

dentro de una botella, ¡gracias a dios! Te quiero como un

niño busca una cabra; estoy más loco que los faldones de una camisa

al viento, cuando estás cerca, un viento que sopla desde

el gran mar azul, tan brillante, tan profundo y tan distinto de nosotros;

me parece que siempre estoy cruzando en bicicleta un África de campos

verdes y blancos para estar cerca de ti, incluso en mi corazón

cuando estoy despierto, que va a nado, y creo también que eres

tan digna de confianza como la acera que me lleva hasta

el lugar donde vuelvo a pensar en ti, ¡nueva

armonía de pensamientos! Te quiero como la luz del sol gobierna la proa

de un barco que navega

de Hartford a Miami, y te quiero

más y mejor al amanecer, cuando incluso antes de despertarme el sol

me recibe en las preguntas que tú siempre planteas.




Permanente


Un día los Nombres estaban apiñados en la calle.

Un Adjetivo pasó a su lado con su oscura belleza.

Los Nombres quedaron impresionados, conmovidos, transfigurados.

Al día siguiente un Verbo llegó en coche y creó la Frase.


Cada Frase dice una cosa, por ejemplo: “Aunque era un oscuro y lluvioso día cuando el Adjetivo pasó a mi lado, recordaré la dulce y pura expresión de su rostro hasta el día mismo en que perezca y deje esta verde tierra eficiente”.

O: “Andrés, ¿harías el favor de cerrar la ventana?”.

O, por ejemplo: “Gracias, el tiesto rosa del alféizar ha cambiado de color hace poco y ahora es amarillo pálido debido al calor de la fábrica de calderas que está cerca de aquí”.

En primavera las Frases y los Nombres estaban tendidos en silencio sobre la hierba.

Una Conjunción iba de un lado a otro gritando a solas “¡Y! ¡Pero!”,

pero el Adjetivo no aparecía.


Como el adjetivo se pierde en la frase

así me pierdo yo en tus ojos, oídos, nariz y garganta...

me has hechizado con un solo beso

que solo podrá deshacerse

con la destrucción del lenguaje.



Tú llevabas puesta



Tú llevabas puesta tu blusa de algodón estampada de Edgar Allan Poe.

En cada recuadro de la blusa había un retrato de Edgar Allan Poe.

Tenías el pelo rubio y eras muy linda. Me preguntaste: “¿Es que la mayoría de los chicos piensa que las chicas son malas?”.

Sentí el olor a moho de hotel de playa de tu pelo, recogido con una horquilla estilo John Greenleaf Whittier.

“No –dije–, son las chicas las que piensan que los chicos son malos”. Entonces leímos Snow-Bound juntos

y corrimos por el ático hasta raspar un poco del esmalte azul de mis zapatos George Washington, Padre de Su Patria.

Madre daba vueltas por el salón, arreglándose el pelo con su peine Valses de Strauss.

Esperamos un rato y luego nos reunimos con ella, pero solo para que nos sirvieran té en tazas decoradas con retratos de Herman Melville

y también con ilustraciones de su libro Moby Dick y de su novela corta Benito Cereno.

Padre entró con su corbata estilo Dick Tracy: “¿Os apetece una copa?”.

Yo dije: “Vayamos fuera un rato”. Salimos al porche y nos sentamos en el columpio con forma de Abraham Lincoln.

Tú te sentaste en la parte de los ojos, la boca y la barba, y yo me senté en las rodillas.

En el jardín del otro lado de la calle vimos un muñeco de nieve con una tapa de cubo de basura que habían abollado hasta parecerse al loco rey inglés Jorge III.


Variaciones sobre un tema de William Carlos Williams

1

Talé la casa en la que habías planeado vivir el verano que viene.

Lo siento, pero era por la mañana, no tenía nada que hacer

y sus vigas de madera eran tan tentadoras.



2

Los dos nos reímos al ver las malvarrosas

y entonces las rocié con lejía.

Discúlpame. Ya ni sé lo que hago.

3

Regalé el dinero con el que pensabas vivir los próximos diez años.

El tipo que me lo pidió iba vestido de cualquier manera

y el sólido viento de marzo en el porche era tan jugoso y frío.

4

Ayer por la noche salimos a bailar y te rompí la pierna.

Perdóname. Estuve muy torpe, y

te quería aquí en la clínica, ¡donde soy el médico!


Poemas de Kenneth Koch, traducción al español de Jordi Doce. Tomado de revista El Malpensante

domingo, 22 de enero de 2012

"A batallas de amor, campo de plumas"

A batallas de amor, campo de plumas

José Manuel Caballero Bonald

Ningún vestigio tan inconsolable
como el que deja un cuerpo
entre las sábanas
y más
cuando la lasitud de la memoria
ocupa un espacio mayor
del que razonablemente le corresponde.

Linda el amanecer con la almohada
y algo jadea cerca, acaso un último
estertor adherido
a la carne, la otra vez adversaria
emanación del tedio estacionándose
entre los utensilios de la noche.

Despierta, ya es de día, mira
los restos del naufragio
bruscamente esparcidos
en la vidriosa linde del insomnio.

Sólo es un pacto a veces, una tregua
ungida de sudor, la extenuante
reconstrucción del sitio
donde estuvo asediado el taciturno
material del deseo.

Rastros
hostiles reptan entre un cúmulo
de trofeos y escorias, amortiguan
la inerme acometida de los cuerpos.
A batallas de amor campo de plumas.