domingo, 13 de noviembre de 2016

Rituale, traducción de Cctm.



Rituale di Murvin Andino Jiménez (Honduras, 1979)ita/espa

Un uomo si presenta puro al suo rituale di morte.
Il marinaio che combatté forte nelle battaglie della vita
compie la sua promessa d’eternità
e assiste al  suo angusto cammino nella penisola infinita della notte.
Lì la luce resiste lieve nei riflessi,
si protegge il fuoco primitivo degli dei,
si sciolgono le barche nomade della pioggia
e l’antica spuma piena
che ci è stata negata alla memoria.
Il mare abbraccia tutto,
l’uomo si divide in stagioni e tragedie.
L’acqua inesauribile obbliga alla vertigine comune dell’orizzonte.
Tutte le isole sono sacre.
La distanza reclama un corpo
che s’aggrappi inerme all’infinito.
L’uomo che ha percorso l’ultimo sangue
e ha ridotto i cammini eclissati dell’infanzia violenta,
sdoppia la sua figura d’ardore e febbre per consacrarsi,
se esilia la paura
da quella tormenta di tempo e vento che silenzia la vita.
Conclude il fuoco millenario,
il pertinace incendio annuncia il volo letale dell’albatro,
gli atomi dispersi che invasero il seme finale.

*

Ritual de Murvin Andino Jiménez (Honduras, 1979)espa/ita


Un hombre acude limpio a su ritual de muerte.
El marinero que peleó alto en las batallas de la vida
cumple su promesa de la eternidad
y asiste a su angosta marcha en la península infinita de la noche.
Allí la luz resiste leve en los reflejos,
se acoge el fuego primitivo de los dioses,
se resuelven los barcos nómadas de la lluvia
y la antigua espuma plena
que nos fue negando la memoria.
El mar abraza todo,
el hombre se divide en estaciones y tragedias.
El agua inagotable obliga al vértigo común del horizonte.
Todas las islas son sagradas.
La distancia aclama un cuerpo
que se afianza inerme al infinito.
El hombre que anduvo la sangre última
y acortó los caminos eclipsados de la infancia violenta,
dobla su figura de ardor y fiebre para consagrarse,
se destierra al miedo
desde esa tormenta de tiempo y viento que silencia la vida.
Concluye el fuego milenario,
el pertinaz incendio anuncia el vuelo letal del albatros,
los átomos dispersos que invadieron la semilla final.

Traduzione: cctm
Foto: Murvin Andino Jiménez
http://cctm.website/?s=dicono+di+noi

viernes, 7 de octubre de 2016

Otoniel Natarén; Las aguas subterráneas

Otoniel Natarén

Otoniel Natarén Álvarez (El Progreso, Yoro, 1975). Estudiante de Letras en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Debutó en el libro Muestra poética Los Novísimos, de Fausto Leonardo Henríquez (San Pedro Sula, 2002). Ha sido incluido en “Cuarta dimensión de la tarde” (antología de poesía, 2011, escritores de Holguín - Cuba, y San Pedro Sula – Honduras, de Ediciones La Luz y Editorial Nagg y Nell). Libros publicados: La piel de la ternera (Mimalapalabra Editores, 2009; Public Pervert, 2014). Libros por publicar: Tragazos del hoyo negro, Versos de fe, Eternidad del avión, Una trova lejana.


(Del libro TRAGAZOS DEL HOYO NEGRO – por publicar)

JAJAJA… JAJA (EL COLOR DEL BOCHORNO)

“No existe ningún cielo más brillante
que el día en el que mueren los traidores”.
PAUL ELUARD


Yo soy un soldadito
sin fe y sin discernimiento,
ejecutor de animales;
yo soy un soldadito desde el aire,
solo cumplo órdenes.

Yo soy un soldadito del 30 de julio de 2009,
detrás de una pistola,
para abrirte el cráneo.

Soy el valiente de la metralla
para infundirte el miedo en los párpados;
soy quien decapita con el hierro de la pala
el pañuelo que levantas.

Mi sangre no es tu sangre
y el color de mi odio no es del color de tu grito;
mis dioses no son tus dioses
y mi país no es este sol hundido;
yo sigo la voz intrigante y segura de quien me envía
para pulverizar toda piedad intolerable;
soy el asesino de cualquier Morazán que se levante
de esta América que aborrezco;
y esta carne en la charca no es mi hermana,
y este polvo tampoco es mi madre desarticulada.
Yo soy el soldadito armado con el hacha
con que derribo al leñador sobre los árboles.

En esta multitud inmóvil perdí mi “uzi” recortada,
en el estómago de animales sanguinolentos;
y pisoteo las fieras con miles de ojos
que me miran desde la tierra.

Me atacan ferozmente con sus palabras las hormigas.

¡Quiero otro fusil y otro abrelatas!,
y máscaras para fumigar insectos;
quiero granadas en un estuche de la Cruz Roja,
y ultrasonidos israelitas para matar el silencio.

Me incomoda el bramido de mi enemigo desarmado,
yo soy el sabueso,
el inquisidor de chapas brillantes:
tu contrario.

Y, desde la tierra,
soy mi propio persecutor
junto a gusanos revueltos por mis llamaradas;
ojos que son brasas,
ojos que miran desde la tierra mi respiro;
y la lápida inquietante lleva escrito mi esqueleto,
la lanza y el escudo de quien
me nutre con su odio.

Bajo mi disparo
todos los muertos no son más que muertos,
como bestias;
yo solo soy el carnero,
el soldadito estúpido que apunta a tu cabeza.


(Del libro VERSOS DE FE – por publicar)

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS

¿Quién fue enviado al desierto
para reventar a dios
y beber de su sangre oscura?
¿Quién va corriendo a recibir al enviado
con una granada en la mano,
para llenarla de sangre clara?

Son excusas para agotar la miel;
son excusas para mover la rueda
en el polvo,
su dilatación de gas que se rompe
donde la mujer besa flores de tumba,
donde se agotan de muerte y brotan
las aguas expansivas y oscuras,
creadoras de la luz
donde la luz es muerte.


(Del libro UNA TROVA LEJANA – por publicar)

BAJAMAR…

Bajamar,
las fuerzas celestes.

Viene tu brazo desde el litoral
junto al mío,
¡cuánta verdad escondida,
depositada de los viajes!;
la de un reloj amado y su feliz regreso.

Ella, fruto de la pesca,
atada a los pedrales,
serenada sobre el Cabo,
inquietada sobre el Cabo,
quien te habla.

—Te llamé desde las torres,
sostuve del lazo los vientos,
preguntaba con cada archipiélago.

Y ha correspondido a estas rocas besar el mar,
al ejército de quelonios, resguardarlas;
y de tanta humedad todo se hunde en la arena.

A cada regreso correspondió la espera,
y en cada espera estaban los ojos,
la eternidad de cada llamado.

—Yo te he hablado mar amado, mar terrible;
yo te he esperado;
yo te he traído en las poleas a mi cautiverio.

¿Hacia cuánto anhelo conversan los ojos
donde se desgarra la libertad?,
y ¿dónde se entrega la libertad?

¡Cuán feliz serías lejos de aquí
donde no veas, mar, tu derrota!
Pero nunca te vas,
aunque te asalte tanto abandono.

—Yo te he comprendido, mar frío,
escuchado tus quejas,
de tu soledad y la mía,
de la soledad compartida,
de tanta sal compartida donde se
despiden las ventiscas;
donde yo gane mi libertad
y tú la pierdas.

Nos asemejamos cuando hablamos,
con las pupilas nos entendemos,
¿dónde la creación?,
¿hacia dónde con nuestro abatimiento?



(Del libro ETERNIDAD DEL AVIÓN – por publicar)

EXPANSIÓN DEL DÍA

El día se construye con racimos de luces;
el día no existe sin lámparas,
miles de paneles alargando la nevada;
la prisa diluye los pesares,
y diluye la felicidad
que se desliza fugaz por las escaleras;
intensas faldas e intensos pantalones,
medias oscuras que llaman desde los ascensores
para llevarnos a su escondrijo.

Hacia los corredores va corriendo también
el día,
reavivando todo a su paso;
nacen flores y resplandores,
descubre lo oculto porque
nada puede estar oculto cuando crece el día.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Murvin Andino Jiménez: Desbabelizar


Murvin Andino Jiménez

Poemas inéditos de Murvin Andino.


San Pedro Sula, Honduras, 1979. Poeta, narrador, editor, licenciado en Letras con orientación en Literatura por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula.
Parte de su obra poética y narrativa ha sido publicada en revistas literarias de Honduras, México, Nicaragua, Colombia y Brasil. Ha sido antologado en los libros Muestra poética (2002, San Pedro Sula), Cuarta dimensión de la tarde (2011, Holguín, Cuba, y San Pedro Sula, Honduras). Apresurada cicatriz: instantáneas de la poesía centroamericana. (México, 2013) y Voces de América Latina. (2016).
Ha publicado los libros de poesía Corral de locos (2009), Extranjero (2011), La isla dividida (2015) y La estación tardía (2014, en versión electrónica).
Ha participado en los festivales de poesía de Pereira, Colombia, en 2009, Managua, Nicaragua, 2012 y 2016 y Chinandega, Nicaragua en 2013. Festival de poesía de Cartagena, Colombia, en 2015.
Es catedrático de humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
 



De mi libro Vagabundos.
*
Libres de esa red de advenimientos y tugurios,
desvariados, rampantes y eróticos,
llevaremos la muerte en hombros,
ebrios, agonizantes, bífidos.
Una vez cegada el alma, 
vuelve el ser a su aposento y se desnuda.
Asume la violencia, la fuerza voraz de la añoranza.

*
Ningún dolor tan sabio,
23 culatazos y cada uno opinó su golpe,
los salvajes acordes de lo fallido.

Whisky para mis amigos
Solo quien vive, quien irrumpe,
quien ha viajado con el somnoliento elixir, termina el cielo.
Solo quien vuelve y se marchita con el viento estacional
o los amigos que comparten el barato licor
y reparten su lastre acumulado.
Solo para ellos que libaron frutos amargos
y estaciones.
Solo para mis amigos.

De mi libro: Poemas carnales

Todo quedó
Quedaron restos de dolor,
ventanas,
quedó la mujer habitada por su estigma,
la hetaira acomplejada,
la absurda silueta de matices cálidos.
Quedó el mástil insaciable,
la hondura devastada,
la voluntad y la sed,
la noche masturbada.

El lugar que habito
En mi ciudad,
el paraíso es un depósito clandestino de cadáveres,
un bar o un prostíbulo de baja categoría.
Las calles son rojas y las ventanas de acero.
Las mujeres ultrajadas ocupan estadísticas especiales
y los niños abandonados un lugar de honor en la basura,
los ancianos priorizan a los enterradores,
las hetairas son aladas ninfas
de heredadas cicatrices
y asolados caminos.
En el lugar que habito
existe la idea transparente de las piedras divinas,
de los acordeones nostálgicos al amanecer
y la creciente voz de lo tardío,
de lo inflamable,
de los senos traviesos del trópico,
de mujeres rotundas en ciudad desvencijada,
transmutada en equis mariposa,
en ciertos esqueletos,
en la incontenible furia de los marginados,
acobardados e indecentes.
Mi ciudad es el retrato de la ironía,
el barro innumerable que piso,
que escupo,
que incomprensiblemente habito.


¿Quién?
¿A quién llegarán los pájaros del alba
a descubrir su traición
y embriagarán el frágil silencio de su porvenir?
¿A qué hora su adiós brotará del
cigarrillo agonizante o las insólitas estatuas
cegarán la primavera?
¿Seré yo el vengador de su mirada?
¿Serán las luces incendiadas o las manos inquietas?
¿A quién tendré que desnudar
y dejar en meros sentimientos,
a quién he de cegar la herida milenaria?

Desbabelizar
¿Dónde está?
¿Qué noche o madrugada nos encontraremos?
¿Qué serpiente o meteorito o garganta o navaja?
¿Qué barco ebrio seremos?
¿Qué lucha, pasión, reflujo o torpeza,
condena, vergüenza o catastrófico incendio
viviremos al calmar la sed?
¿Qué cuerpos cortaremos y veremos después
andar bajo la lluvia seca
de esta o cualquier ciudad deshabitada?
¿Qué canción, qué mujer con alas fingiremos engrandecer
y sepultar cada mañana?
¿Cuál campana, primavera o tequila
gritará nuestra emoción?
¿Y si no es cierto?
¿Si no llegamos a esa noche a la hora
del desfile de esqueletos
y perdemos el gusano de la muerte?
Entonces, nada habremos vivido,
ni estremecido,
ni endiabladamente olvidado
si no llegamos esa noche –terremoto, morgue,
restaurante, farmacia o cementerio- al lugar preciso.