Fotografïa de Murvin Andino
Recuerdo haber leído alguna vez un libro de un escritor rosacruz, no tengo en mi mente en este instante el nombre del libro ni el del autor, pero me acuerdo que contaba la vida de un personaje desde su nacimiento, o mejor dicho cómo esperó en la sala de parto de un hospital a que un bebé saliera al mundo para ingresar en ese cuerpo.
Desde que leí eso y quizá desde mucho tiempo antes, he guardado cierta duda con respecto al tema de la reencarnación, aunque sea por el hecho de ser un libro y que deba considerarlo como ficción.
Dicen que cada vez que tenemos un presentimiento y nos recorre la sensación como de haber estado antes en cierto lugar, se debe a que en la vida anterior ya estuvimos allí y sólo recordamos ese lugar. Un déja vu, dicen muchos para explicar ese fenómeno, también llamado paramnesia, como la experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación que es nueva.
Otra cosa singular es el hecho de soñar muchas veces con lo mismo. Recuerdo que hace algunos años soñé varias veces con una montaña enorme que quedaba sobre un cementerio por donde yo pasaba en mis días de infancia rumbo al barrio vecino, pues era el único que tenía molino para maíz. Yo jugaba sobre las tumbas de un cementerio que debía atravesar para llegar más rápido y algunas veces cuando encontraba a algún otro niño de los que quizá habían quedado rondando por allí cerca después de las horas de escuela, apedreábamos unos altísimos árboles de mango que crecían entre las tumbas.
Así que recuerdo haber soñado quizá dos o tres veces con ese lugar convertido en un inmenso anaquel, altísimo, donde según el sueño estaban todos los libros del mundo y yo intentaba subir, pero como dicen que en los sueños uno no puede leer, por cuestiones de que la parte del cerebro que trabaja mientras uno sueña, no lo permite, no podía leer ni siquiera los títulos, pero sí eran libros enormes también y sobre todo empolvados, que yo me preocupaba por cuestiones como que se arruinarían si lloviera un día de esos.
Aunque quizá ninguna de las dos cosas de las que he hablado tengan relación una con la otra, las cuento porque ambas cosas suceden en la mente como procesos de reacción o estímulo, quizá por algo vivido o por algún tipo de deseos que no somos capaces de satisfacer. Y recurro mucho más antes al comentario del primer párrafo para mostrar que si de verdad existe la reencarnación, estos sueños o déja vu pueden ser simplemente reacciones por alguna estimulación o por algo que las activa dentro de nuestra mente.
Vaya tema el que se me ha ocurrido esta vez. Creo que debo leer más Bukowski, a quien creo tener que renunciar porque ya tiene muchos seguidores y tipos raros que quieren ser como él. Ya conocía a dos de esos y el domingo anterior conocí a dos más, vaya mundo hujueputa este.
Desde que leí eso y quizá desde mucho tiempo antes, he guardado cierta duda con respecto al tema de la reencarnación, aunque sea por el hecho de ser un libro y que deba considerarlo como ficción.
Dicen que cada vez que tenemos un presentimiento y nos recorre la sensación como de haber estado antes en cierto lugar, se debe a que en la vida anterior ya estuvimos allí y sólo recordamos ese lugar. Un déja vu, dicen muchos para explicar ese fenómeno, también llamado paramnesia, como la experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación que es nueva.
Otra cosa singular es el hecho de soñar muchas veces con lo mismo. Recuerdo que hace algunos años soñé varias veces con una montaña enorme que quedaba sobre un cementerio por donde yo pasaba en mis días de infancia rumbo al barrio vecino, pues era el único que tenía molino para maíz. Yo jugaba sobre las tumbas de un cementerio que debía atravesar para llegar más rápido y algunas veces cuando encontraba a algún otro niño de los que quizá habían quedado rondando por allí cerca después de las horas de escuela, apedreábamos unos altísimos árboles de mango que crecían entre las tumbas.
Así que recuerdo haber soñado quizá dos o tres veces con ese lugar convertido en un inmenso anaquel, altísimo, donde según el sueño estaban todos los libros del mundo y yo intentaba subir, pero como dicen que en los sueños uno no puede leer, por cuestiones de que la parte del cerebro que trabaja mientras uno sueña, no lo permite, no podía leer ni siquiera los títulos, pero sí eran libros enormes también y sobre todo empolvados, que yo me preocupaba por cuestiones como que se arruinarían si lloviera un día de esos.
Aunque quizá ninguna de las dos cosas de las que he hablado tengan relación una con la otra, las cuento porque ambas cosas suceden en la mente como procesos de reacción o estímulo, quizá por algo vivido o por algún tipo de deseos que no somos capaces de satisfacer. Y recurro mucho más antes al comentario del primer párrafo para mostrar que si de verdad existe la reencarnación, estos sueños o déja vu pueden ser simplemente reacciones por alguna estimulación o por algo que las activa dentro de nuestra mente.
Vaya tema el que se me ha ocurrido esta vez. Creo que debo leer más Bukowski, a quien creo tener que renunciar porque ya tiene muchos seguidores y tipos raros que quieren ser como él. Ya conocía a dos de esos y el domingo anterior conocí a dos más, vaya mundo hujueputa este.
No hay comentarios:
Publicar un comentario