viernes, 11 de diciembre de 2009

"...ni yo ni los colombianos debemos perseguir la compasión de nadie."

Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958)

A continuación reproduzco entrevista publicada por la revista Semana, a uno de los escritores colombianos más relevantes de la actualidad.
SEMANA: A propósito del nuevo libro, lo siento muy cómodo escapando de la ficción y volviendo al ensayo autobiográfico…

HÉCTOR ABAD FACIOLINCE: Sí, es cierto. De hecho, la novela que estoy escribiendo en este momento también está llena de elementos de no ficción y está hecha a partir de los recuerdos de un personaje, de un cura que yo conocí hace unos 30 años y que fue muy amigo mío. Tal vez, he descubierto que me siento más cómodo en algo que es no ficción o que es ficción en el sentido de que es mala memoria.

SEMANA: Sospecho que es recíproco y que el público también se siente más cercano a sus relatos autobiográficos que a la ficción. Me parece que su último libro de cuentos no fue propiamente un suceso editorial.

H.A.F.: El amanecer es un libro de cuentos y estos son menos comerciales. Sin embargo, para un libro de este tipo ha sido bueno porque ha tenido seis ediciones. Claro que no es nada comparable con El olvido que seremos. Creo que tiene razón y que es recíproco. Soy muy malo para decir mentiras. Ni siquiera cuando la ficción es pura verdad, me creen. Es que con esta cara de pelota, siempre tengo que decir la verdad.

SEMANA: Anda diciendo que quiere pasar la página de 'El olvido que seremos' y, a renglón seguido, nos sorprende con un apéndice del mismo…

H.A.F.: Sí, hay una contradicción evidente. La página, realmente, intenté pasarla en el libro de cuentos. Aunque, en el primero hay una madre que se muere y muchas personas les dieron el pésame a mis hermanas porque creyeron que seguía contando la historia de mi familia. En este caso, me resultó ineludible de todas maneras contar esa cola que le salió a El olvido. Espero que ya no haya ningún cabo suelto. Que El olvido sea un libro de mi pasado y que a mí mismo se me olvide...

SEMANA: ¿Cuál fue el propósito de reunir estos ensayos?

H.A.F.: Más de la mitad del libro es para contar esa investigación que me obsesionó durante un año, que fue la búsqueda del poema de El olvido. Es la historia de esa pesquisa. Creo que tiene un valor tanto biográfico como filológico, en cierto sentido, porque muestra algo que es importante, en el sentido pequeño de la historia de la obra de un gran poeta. También, quería hacer las cuentas con el pasado de mi estadía en Italia, sobre todo del primer momento, que fue tan difícil. Y, en el último relato, trato de enfrentarme con el futuro, ya no con el pasado, con esa incertidumbre de lo que podemos llegar a ser y de lo que no llegamos a pesar de que en algún momento de nuestras vidas pensamos que pudimos.

SEMANA: Superó muy rápidamente ese 'tour de force' con Harold Alvarado y se volvió una obsesión con usted mismo y con Borges…

H.A.F.: La pelea con Harold es una parte, un episodio que prácticamente se me olvidó y que no es lo más importante del libro. Lo que quería hacer es una especie de novela policíaca donde no se buscaba un asesino, sino que se buscaba el autor de un poema. Y es un poco también una parodia de las investigaciones filológicas de los profesores, que son interesantes pero muchas veces aburridas. También, quería imitar algunos libros que acompañan el texto con imágenes. En esta época en que se combina tanto la imagen, la multimedia y la pantalla me parecía bonito incluir los documentos y las imágenes que soportaban la investigación.

SEMANA: Con el segundo ensayo, sentí un ejercicio muy nostálgico donde, en el fondo, me da la impresión de que añora un poco a ese Héctor que deambuló por Italia, visiblemente sin conexiones y que pone los cuernos…

H.A.F.: Este relato tiene que ver con la experiencia de volver a Italia obligado, aunque nunca voy a calificarlo de exilio o refugio político. Tuve dificultades, aunque también mucha suerte. El elemento central ahí es el odio por ser compadecido. Y, por eso mismo, postergué tanto la escritura de El olvido que seremos. Porque era un libro que podía despertar compasión. Trato de mostrar por qué ni yo ni los colombianos debemos perseguir la compasión de nadie. Debemos enfrentar nuestra historia y nuestro destino. Puede que con alguna tristeza y rabia, pero sin autoconmiseración, en el fondo, fuera muy contraproducente.

SEMANA: Hay una cosa que me llama la atención y es que de nuevo intenta con este libro proponer una escritura exigente, pero destinada a públicos más amplios que los de pequeñas élites intelectuales.

H.A.F.: Sí, hay algo que a mí no me gusta de algunos de mis colegas y es la prosa demasiado limada, demasiado pulida, que se vuelve casi relamida y, marcada por una intención de complacer a lectores, supuestamente más cultos y más inteligentes que el corriente que se acerca a leer una historia y a pasar un rato agradable…

SEMANA: Pero, al mismo tiempo, la no ficción en Colombia vive un momento muy lúgubre con los narco-bestsellers, los libros de secuestrados y las tetas…

H.A.F.: Creo que este año se nos viene una avalancha nueva de libros de secuestrados. A esos libros les veo una dignidad y es ineludible que alguien, después de una experiencia tan dura, quiera escribir o apoyarse en un periodista o en un escritor para publicar su vivencia. La receta es repetitiva, pero aquí hay tantos secuestrados que… qué se va a hacer. Respeto esos libros y respeto menos los que tratan de chuparle rueda a las telenovelas de la mafia, aunque, en el fondo, no son otra cosa que guiones previos para futuros melodramas.

SEMANA: Ha pasado de autor marginal a 'best seller', de editor de revista académica a editor de prensa; de intelectual desconocido a portada de revistas. Michel Houellbecq decía que, para él, toda esa 'vedettización' fue el comienzo del fin de su escritura…

H.A.F.: Debe ser la cosa más desagradable del mundo. No sólo no la quiero, sino que me parece un anticipo del infierno. A lo mejor por eso los tres grandes escritores colombianos -García Márquez, Mutis, Vallejo- viven en México. Allá pueden ir tranquilos por la calle.

SEMANA: Pero la 'vedettización' puede tener dimensiones bien interesantes como, por ejemplo, en su caso, ganar influencia sobre la redacción de un periódico.

H.A.F.: Que le den a uno la oportunidad de opinar o de poner un titular más parecido a lo que piensa alguien que está a favor del aborto que alguien que lo persigue no me parece poca cosa. Ojalá eso no vaya de la mano con una vedettización. Aunque es un poco irremediable...

SEMANA: En su nuevo libro, juega con el Héctor que pudo ser y no fue. Le reboto un poco la pregunta con una sensación: en el fondo lo siento muy cómodo con su destino.

H.A.F.: Me encuentro en un momento muy bueno. Durante mucho tiempo, no sé por qué pensaba que era una persona amarga e infeliz. Y, últimamente, cada día me doy más cuenta de que la amargura y la infelicidad ya quedaron atrás y que no debo expiar ninguna culpa como para estar todo el tiempo declarándome desgraciado. No, estoy viviendo una conversión, no a ninguna religión. Estoy convertido a cierta serenidad y a un goce de la existencia. No soy un escritor desesperado y horrorizado con el mundo.

SEMANA: 'El olvido que seremos' es una obra mayor de la no ficción en Colombia. Pero hay quienes pronostican una suerte de maldición el tener un libro de este calibre.

H.A.F.: Si eso significa que voy a dejar de escribir, no. Voy a seguir escribiendo. Tengo muchas historias que quiero contar. Si eso significa que no voy a escribir nunca un libro que va a llegar tan profundamente a los lectores, puede que pase. Pero qué importa llegar con un solo libro al corazón de los lectores. La mayoría de los escritores no llega con ninguno. Llegué con uno, no puedo sentirme desgraciado por eso. Esto va a ser siempre una fortuna.
Tomado de: Semana.com

No hay comentarios: