lunes, 15 de noviembre de 2010

Dos poemas de Giuseppe Ungaretti

G. Ungaretti
La muerte meditada

Canto quinto

Has cerrado los ojos,
nace una noche
nena de falsos huecos,
de ruidos muertos
como de corchos
de redes caladas en el agua.

Tus manos se hacen como un soplo
de inviolables lontananzas,
inaferrables como las ideas,

y el equívoco de la luna
y el balancearse, dulcísimos,
si quieres posármelas sobre los ojos,
tocan el alma.

Eres la mujer que pasa
como una hoja
y dejas en los árboles un fuego de otoño.

(Versión de Jesús López Pacheco)



Vagabundo


(Campo di Maily, mayo de 1918).

En ninguna
parte
de tierra
me puedo
acoplar


A cada
nuevo
clima
que encuentro
hallo
languidescente
que
de otrora
ya me había
acostumbrado

Y me separo siempre
extranjero

Naciendo
venido de épocas demasiado
vividas

Gozar un solo
minuto de vida
inicial

Busco un país
inocente

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