lunes, 12 de julio de 2010

Alguien sigue loco, ahora en Internet

Enrique Vila-Matas

Ahora imaginemos que el año pasado, como si no tuviera dónde caerme muerto, fui a parar a la ciudad de Boulder, junto a las Montañas Rocosas, cerca de Denver, Colorado. Allí en ningún momento dejé de pensar en Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto, película interesante, no sólo por el título. Recuerdo haber dado ya por sentado que tan anodino poblacho grande carecía de historia cuando, al descubrir su íntima relación con el mundo de Stephen King, que había ideado allí The shining (El resplandor), la novela adaptada por Kubrick al cine, comprendí de golpe por qué en la película Jack Torrance (Jack Nicholson) decía aquella frase tan enigmática: "¡Podría volver como un auténtico escritor y conquistar Boulder!".

¿Quién no recuerda a Jack Torrance, el loco furioso de El resplandor, aquel hombre contratado para la labor de mantenimiento del vacío hotel Overlook durante los meses de invierno? Junto a su mujer Wendy y su hijo, que tiene un extraño poder de premonición, se instalan en ese gran caserón situado en una cumbre en medio de la nada, donde Jack piensa aprovechar para escribir una novela. La escena más memorable es aquella en la que confirmamos que la llegada de la nieve y el aislamiento han dejado en flagrante desequilibro mental a Torrance. Es una secuencia de puro terror metafísico. Wendy descubre que su marido ha estado tecleando convulsivamente una frase en la que se ha encallado y que repite con solo ligeras variantes: "All work and no play makes Jack a dull boy" (algo así como: "Solo trabajar y no jugar convierte a Jack en un muchacho aburrido").
Se sabe que ese libro encallado de Jack Torrance, libro de una sola frase, fue escrito durante el rodaje por el propio Kubrick usando una máquina de escribir programable. Y se sabe menos que hace unos meses Torrance publicó en Nueva York un libro con esa frase convulsivamente repetida ("All work and no play..."). Bueno, Torrance no, claro. Lo publicó Phil Buehler, un tipo tan obsesionado con la novela monocorde de Torrance que, convirtiéndose en el Pierre Menard del libro de Kubrick, terminó por escribirla él mismo y autopublicarla, aunque haciéndosela firmar al personaje de Stephen King y de Kubrick.
El libro contiene 80 páginas con combinaciones de la misma frase. Las primeras reproducen lo que la película muestra, es decir, las formas escalonadas que toman los epígrafes de Torrance. A partir de ahí, teniendo en cuenta que Kubrick ya no mostró el resto de su atrancado fraseo, Buehler se vio obligado a improvisar.
"Pensé: si se sigue volviendo loco, ¿qué aspecto irían teniendo esas páginas? Así que pasé de las escaleras a los zigzags y las espirales, y en definitiva a cualquier forma posible con una máquina de escribir", explicó Buehler, que admitió haber quedado bloqueado, al borde de la locura y de la demencia alucinatoria, en la página 60, pero aún así, a trancas y barrancas, entre zigzags y espirales, haber logrado llegar a la 80 y cumplir con lo que se había propuesto.
Colgó el anuncio de su autoedición en la página web de Blurb y los mil ejemplares de los que disponía se agotaron en dos días. La gente, desde entonces, le pide reediciones, quieren tener en casa este libro que él, con vanidad y osadía, ha llegado a situar "en la línea de las novelas de Samuel Beckett".
Sea como fuere, el caso es que Jack Torrance sigue loco, ahora en Internet, y ha dejado de ser un personaje de ficción para convertirse en un interesante novelista debutante. Habrá que esperar su segundo libro para saber si el copista de Kubrick es escritor de una sola frase, incapaz de ir más allá de ella, o bien un consumado artista de la palabra, capaz hasta de volar sobre el nido del cuco de la extrema locura de la terrible Boulder; alguien, por ejemplo, preparado para volver a esa ciudad convertido en un auténtico escritor, y conquistarla.

Tomado de El País.

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