viernes, 5 de julio de 2013

Historia del canto y los fuegos fatuos que extravían a los marineros en el mar


Juan Carlos Vargas-Alcócer.
San José, Costa Rica, el 26 de febrero de 1967.  Estudió Arquitectura, Administración de Negocios e Ingeniería en Computación.   Actualmente se desempeña como Ingeniero de Sistemas en la empresa privada y profesor en las facultades de Administración de Empresas de la Universidad Nacional de Costa Rica e Ingeniería de Sistemas de La Universidad Latina, impartiendo cursos en los programas de Bachillerato y Licenciatura de ambas carreras.
Es miembro activo del Taller “Miércoles de Poesía” del Instituto Tecnológico de Costa Rica dirigido por el escritor costarricense Adriano Corrales.  Parte de su obra ha sido publicada en revistas independientes tanto en Costa Rica como en Chile.  


Historia del canto y los fuegos fatuos que extravían a los marineros en el mar

Esa mujer se parecía a la palabra nunca
desde la nuca le subía un encanto particular,
una especie de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.
Juan Gelman


Su hechizo es como el canto de las sirenas,
enloquece a los hombrescon sólo mirarla a los ojos.

Yo lo sabía desde un principio,
pero no las circunstanciasde la vida
que me llevarona caer en las redes de su embrujo,
así como los de antesy los que vendrán después.

Bella,despiadada e insensible,
sumisa y cariñosa,después da la vuelta
y te aplastacomo un vil insecto.

Sigue su vidacomo si nadaporque de su lado
el sentimiento no existe,dejando detrás
un rastro de cadáveresmalolientes y descompuestos.

Me dije:"con ella tendré cuidado",
pero no fue así,mal signo ahora
cuando de mi cuerpoaflora
ese olor que caracterizaa los moribundos

Mis brazos divaganextrañando la piel
que nunca estuvo y este pueril sentimiento
sigue esperando el estertorque antecede al ocaso.

Ese golpe de gracia que vienepara convertirme
en un muerto másque se volverá putrefacto y polvo,
aun lado de su caminopor la vida




¿Por qué los poetas no tienen una estrella en la frente,
o un resplandor visible, o un rayo que les salga de las orejas?
Jaime Sabines


Los que se creen al decir “soy poeta”
todas caerán rendidas a mis pies

Porque soy experto en el uso de las palabras
y fácilmente las puedo enamorar

“Soy poeta” porque el amor y yo
la pasamos juntos todo el día
y lo conozco perfectamente bien

Los que se creen al decir “soy poeta”
obtendrán un lugar de privilegio en la sociedad
el aplauso, los libros y las dedicatorias en la primera página
es lo que voy a hacer para sobrevivir

Será algo así como recibir premios,
repartir besos, leer en los festivales
y encontrar en el correo un jugoso
cheque mensual proveniente de mi editorial

Pero no soy de esos, soy poeta
porque las estrellas, la soledad y la tristeza;
me acompañan más que cualquier otra persona

Porque  tiendo a ser loco, ateo, alcohólico,
sensible y de visión romántica;
pero con un gran desencanto por la vida

Me rebelo contra el sistema,
apoyo las causas sociales,
tengo un trabajo;  padezco de otredad
y desarraigo por el status quo

Soy poeta porque lo que mejor  sé hacer
es soñar de forma empedernida,
fracasar en el amor, bailar con la muerte

y la mayoría del tiempo;  hablar conmigo mismo.

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