El jueves recién pasado se realizó en el Centro Cultural Sampedrano la presentación del poemario La piel de la ternera, del poeta Otoniel Natarén. El libro de Otoniel se publicó bajo el sello editorial mimalapalabra, y representa, según el autor, sus experiencias y algunas de amigos que marcaron su obra. Además del poeta, dieron sus impresiones el escritor Gustavo Campos, en representación de la editorial, y el poeta Murvin Andino, amigo del autor. Otoniel interpretó un poema, musicalizado por él mismo, el cual transcribo a continuación.
La visita breveEl horizonte busca las bocas,
el pecho descubierto,
la entrega de un ayer cálido derramado en las
manos.
El horizonte como un cachorro nublado, extendidas
sus patas.
La visión te nombra,
la visión te la dio el anhelo en un aullido;
pero es Ella quien viene solitaria,
pero es Ella quien espera solitaria y se lleva la
fortuna.
Yo te quería sobre esas bocas y allí no había sonido,
ni inquietud de olas;
no había recuerdo en las miradas plateadas de los
faros.
¿Quién vuelve por ese horizonte tibio
reconociéndote?
Ayer te tomaba con la sangre brutal,
y allí aparecen dos estatuas azuladas,
bajo la lluvia,
parecidas a dos fantasmas.
Como en otros espacios, otras caras anochecidas,
el frío de las manos, la tormenta,
y la obscura Beatriz parece surgir al fin desde el
humo.
Te llamaron los faros,
te llamaron sin cesar,
la inquietud y sus sonidos, las luces distendidas;
quien busca entre quienes buscan las ternuras
olvidadas,
las que alguien vende o deja;
alguien, quien también yace recostado, esperando,
con un zarpazo.
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